Intolerancia a la lactosa

Intolerancia a la lactosa

Intolerancia a la lactosa

Intolerancia a la lactosa

La lactosa es el azúcar de la leche (leche de vaca, de oveja, cabra, del ser humano…), aunque también está presente en algunos productos industriales como conservantes, por lo que se puede encontrar en carnes procesadas (salchichas, patés), margarinas, helados, salsas, algunos fiambres y embutidos, cereales enriquecidos, sopas instantáneas, alimentos y comidas preparadas, medicamentos, etc. Es decir, la lactosa está presente no sólo en la leche, sino también en una gran cantidad de productos que se consumen a diario.

¿QUÉ ES LA LACTASA?

Es una enzima que facilita la descomposición de la lactosa en azúcares más simples a nivel de intestino delgado y permite su absorción. Cuando el organismo no produce suficiente lactasa o bien esta no realiza de forma adecuada su función de romper la lactosa, aparece la INTOLERANCIA A LACTOSA. Más de un 30% de la población del sur de Europa padece de esta patología

¿CUÁLES SON SUS CAUSAS?

Causas genéticas: es la causa más frecuente (70%) y ocurre tras el período de lactancia (desde pocos años hasta muchos años después) por la pérdida progresiva de la producción de la lactasa. El tratamiento consiste en la retirada de los lácteos de la dieta.

Causas secundarias: a una agresión de la mucosa intestinal (posterior a diarreas, antibióticos, quimioterapia, cirugías del intestino delgado, enfermedad celíaca, enfermedad inflamatoria intestinal), en estos casos la intolerancia suele ser temporal y reversible, mejorando los síntomas cuando se trata la enfermedad condicionante.

¿QUÉ SÍNTOMAS PRODUCE?

Las personas con intolerancia a la lactosa presentan síntomas intestinales tras la ingesta de productos que la contengan.

Los síntomas más frecuentes son: dolor abdominal, gases, retortijones, enrojecimiento perianal, hinchazón abdominal, heces pastosas o diarreas, defecación explosiva o náuseas, sin repercusión importante para la salud.

Existen diferentes grados de intolerancia, por lo que hay personas que tras consumir mínimas cantidades de leche presentan síntomas y otras sin embargo necesitan grandes cantidades para notar esos síntomas de intolerancia. Además no todos los productos contienen la misma cantidad de lactosa, por ejemplo, una misma persona puede tener síntomas al beber un vaso de leche pero no al consumir quesos curados o yogures, porque éstos últimos tienen menos lactosa.

Ante cualquier padecimiento no dude en consultar a su médico en GASTROCLINICA